domingo, 2 de diciembre de 2007

CRONICAS PLENARIAS NOVIEMBRE 2007

MIL EURISTAS.

Queremos abrazar la calle, queremos recuperar la plaza, queremos ser protagonistas de nuestro tiempo y, ¡por Dios!, queremos equivocarnos, ¡dejen que erremos en nuestras decisiones! No más paternalismos. Apartad de vuestra mente la idiota protección a la que tenéis sometido al pueblo.

No queremos nuevos y suntuosos edificios con decorados chillones y de protervo gusto en los que al final se cuelan lacayos que informan sobre la formación de nuevas flechas.

No queremos que nos organicen nuestros carnavales, porque con vuestras interminables columnas de carrozas amaestradas y domesticadas en disputa por vuestro beneplácito botín, habéis ocupado nuestras calles vaciándolas de espontaneidad, ingenio popular y sonrisas picaronas.

No queremos más ferias vacías de gestión moderna e impregnadas de pasarelas para lucimiento y retrato de maniquís políticos celosos de ocupar los medios que todos soportamos.

No queremos que se nos iluminen artificialmente nuestras fiestas, queremos recuperar humanamente nuestra iniciativa aunque sea a obscuras.

No queremos una televisión municipal donde no cabe la pluralidad ni el contraste ni el debate de ideas y sobra la consigna.

No queremos centros especializados que duplican y a veces multiplican el gasto y conducen al ciudadano a una mar de confusión.

No queremos que aumente nuestro esfuerzo fiscal y no queremos que se banalice la razón argumentando que los impuestos no suben, que lo que asciende son los ingresos. Si nuestro producto interior se mantiene o decrece (muy probablemente) y los ingresos de la institución aumentan, es obvio que acrecienta la presión fiscal sobre nuestros bolsillos.

No queremos ser estatuas inmóviles en vuestro teatro mensual. Queremos recuperar nuestra palabra.

No queremos políticos egoístas que después de haber recibido la confianza del pueblo no actúan con la misma reciprocidad.

No queremos políticos que nos den clases sobre violencia de género, aunque no le negamos su derecho a opinar, cuando un 25 de noviembre cualquiera aparezcan en los medios sin tener estadística que ofrecer, su política habrá funcionado, hasta entonces, será un rotundo fracaso, por muchas miles de denuncias que contabilicen o por muchas sentencias condenatorias que, ufanos, nos exhiban.

No queremos políticos que acudan a tratar nuestros asuntos como mansas marmotas y cuando despiertan, es para soltar un gesto de niño mal educado a las opositoras de género femenino.

No queremos que nuestros presupuestos sólo sea cosa de un artista financiero. El pueblo quiere participar en la confección de sus ingresos y de sus gastos. Resulta patético que hayáis arrinconado la soberanía popular en algo tan sumamente importante, en el asunto donde se decide lo que todo un pueblo desea para su propio futuro. Tres ciudadanos, si quitamos a los profesionales de los medios, se interesaron por esta cuestión tan importante.

Ahítos estamos de un César omnipresente, omnisciente, omnipotente, omnisapiente y omnímodo, ¡basta ya de dirigismos!

Bien, pues a todo esto que no queremos, el César le ha puesto precio: 1.000.- Euros por cabeza, muy en la sintonía con la gente joven, ¡sí señor!