miércoles, 5 de marzo de 2008

EMPODERAMIENTO

EMPODERAMIENTO

No es cuestión de cuotas. No es cuestión de sexo. No es cuestión de conciliación. No es cuestión de violencia sexista. ES ÚNICA Y EXCLUSICAMENTE UNA CUESTIÓN DE LUCHA DE CLASES.
Resulta patético que nuestros políticos con nuestro presidente Barreda al frente, se arroguen el derecho de festejar a nuestra costa el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, aprovechando descaradamente la campaña electoral para aupar a su cónyuge en el término de nuevo cuño “empoderamiento”. Eso es lo que nuestros periodistas deben visibilizar. Estas son las cositas que no se ven y por ello el ser humano necesita de un ojo microscópico que nos ayude a ver lo que no queda a la vista.
No es cuestión del glamour de los premios y de los certámenes que domestican e ilusionan a la mujer. Todas estas cuestiones, dirigidas desde las instituciones, vienen a ahogar toda reivindicación revolucionara para que la sociedad cambien en el sentido que las verdaderas protagonistas americanas del 8 de Marzo de 1903 y de las soviéticas de 1917 (23 de febrero en calendario ruso) imprimieron a esta fecha. Esas mujeres, obreras todas, trabajadoras todas, madres y esposas todas, no querían una cuota de poder, no querían una foto ni una estadística. Querían revolucionar la sociedad en la que vivían donde el capitalismo las oprimía y las explotaba, al igual que a sus compañeros, al igual que a sus padres, al igual que a sus hermanos y al igual que a sus hijos. Nietos no tenían, eso era cosa de ricas, reinas y especuladoras. Nuestras protagonistas del 8 de Marzo no llegaban a vivir para tener nietos; el capital les segó antes la vida. No busquen otras cosas y desde luego no busquen el voto acomodando la celebración institucional de esta fecha a la agenda electoral del presidente –hombre- de la región. ¿Dónde están los sindicatos de clase?
Y confío y espero que con eso del “empoderamiento” nuestras féminas no se fijen en las mujeres que han tenido poder en España: Isabel la Católica, Isabel II, Luisa Fernanda Rudi o Esperanza Aguirre. Esperamos que lleven en su ánimo los espíritus de Victoria Kent o de Clara Campoamor.

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