jueves, 22 de noviembre de 2007

CRONICAS PLENARIAS NOVIEMBRE 2007 -EXTRAORDINARIO-

Y DE NUEVO, MIL VECES MIL.

Anodina, zafia, abigarrada, hiriente, abstracta, ruidosa, aborrecible, ¡ni siquiera el marqués de Estella se hubiera atrevido a realizar tan burda, insostenible e injusta intervención política!

La opositora caliente calentó días previos, con micrófono en ristre y cámaras vanidosas el ambiente en Estuario de las Siete Absolutas y, lanzando un discurso repleto de azagayas retóricas consiguió del César la celebración de asamblea extraordinaria y todos los habitantes del lugar intuyeron que esa extraña y extraordinaria convocatoria tendría un riesgo terrible para la sana y pacífica convivencia entre vecindades distintas o realidades opuestas. A casi todos les llegó a las neuronas que en torno a la asamblea de próceres acudirían entusiastas, los eternos y numerosísimos votos cautivos para agradecer la generosidad de los próceres mandatarios, mientras otros vecinos contemplaban la idea opuesta, la de los miembros de la comunidad que, iracundos por su perpetua marginalidad de los favores del poder, irían a reclamar solemnemente su trocito de pastel, empero, a la extraordinaria hora del Ángelus, hora sagrada para la columna caliente (imagino por el alineamiento y rectitud de las agujas del reloj) la plaza de Palacio se encontraba tan desierta como un Primero de Mayo cualquiera.

Exposiciones legales, reglamentarias, bostezos sobre comisiones de empleo que no emplean, entrecruzadas con pinzas peligrosas, jabalinas envenenadas y sendas coincidentes al tiempo que hartamente abominables, se esforzaron en exponer los próceres oponentes en su conjunto, mientras que el César, obligado por zumbidos inalámbricos -por cierto, en esta ocasión hiperbólica y extraordinariamente, ecuánime-, abandonó un instante la extraordinaria asamblea y, el prócer multidisciplinar, como Gary Cooper en “Solo ante el peligro”, desenfundado, similar y aburrida retahíla reglamentaria, en defensa del mancillado honor.

Estupor causó entre la muchedumbre expectante, que la oposición radical denunciara en ese foro los encadenamientos de relaciones de vasallaje, con desprecio absoluto hacia la centenaria institución que se encarga de velar por la seguridad jurídica de aquellos operarios de los que dijeron, que con antigüedad de lustros en su empleos, se les está negando la estabilidad económica y emocional por parte de los próceres mandatarios.

Irritabilidad, sonrojo y asombro provocó en el ciudadano publicitado —en realidad un mal ciudadano y un ejemplar a extinguir— cuando verificó que se produjo un inusual receso en la asamblea de próceres cuando, invocando protección a la intimidad y a la honorabilidad de los empleados afectados por las mociones y discusiones, se hizo un pacto de silencio incomprensible entre todos los miembros de la asamblea. Interpretó el ciudadano publicitado que los próceres establecieron un verdadero agravio comparativo. Éste mal vecino no quedó conforme en que su nombre, apellidos, dirección y número de identificación apareciera en todas las relaciones, órdenes, decretos y bandos de Estuario de las Siete Absolutas por resultar deudor al erario público, mientras los próceres en asamblea, silenciaron aquellos mismos datos de vecinos que, trabajando para la institución, detraían para sus casas dinero de ese mismo erario público. Interpretó el ciudadano moroso que los próceres en su conjunto establecieron un peligroso doble rasero.

Pero el final de la asamblea extraordinaria es que los miembros de la comunidad (todos) se preguntaron unos a otros al concluir aquella farsa montada para lucimiento personal de la prócer caliente, si entraba dentro de los límites de las insanas aspiraciones de esa iluminada por el desatino, provocarles un gasto en sus bolsillos de más de tres mil piezas de oro —asignaciones económicas a los próceres asistentes incluidas— para conocer en qué casilla del R.O.S. (recibo oficial del salario) figuraba una gratificación que no llegaba a los cincuenta denarios a un eventual trabajador de la Corte, motivada por una desafortunada decisión en su contratación y, la conclusión última del vecindario fue que nunca los próceres políticos debatían de política en términos enriquecedores para la comunidad, si es que alguna vez llegaron a hablar de ella, la política con letras mayúsculas.

sábado, 3 de noviembre de 2007

I.R.A.K.

I.R.A.K.
(Insuficiente Respuesta Al Krimen)

Sin cuentos, sin personajes supuestos, sin bromas, sin sarcasmos, sin lugares imaginarios.

El once de marzo del año dos mil cuatro fueron masacradas en la capital de nuestro Estado muchas vidas de nuestros semejantes. Otros ciudadanos y ciudadanas fueron mutilados, muchas otras, heridas en sus sentimientos para siempre. Seguro que jamás olvidarán lo sucedido aquel jueves once de marzo en Madrid. El resto de españoles nos quedamos con un sentimiento de rabia e impotencia que a duras penas vamos superando.

Sólo imaginar que aquel fatídico día podría haber viajado en uno de aquellos trenes cargados de ira explosiva, rociados de impiedad incendiaria, llenos de venganza, sembrados de terror me hace llorar, no sé si de impotencia, de miedo, de frustración o simplemente llorar sin otro motivo que el de las lágrimas de la gente que te acompaña, del compañero que te revela secretos, llorar por la muerte de la chica tan atractiva en la que te fijaste al cruzar por el pasillo del tren y comprobar que sus lindos ojos fueron aplastados por un tornillo de la metralla sientes ganas de llorar, llorar porque también aquel anciano que iba a la revisión del oculista ya no volverá a ver el cielo porque el fuego cegó su vista para siempre, llorar por aquel bebé que se desintegró entre la chatarra y nadie supo dar con él, llorar por los compañeros mineros por su impotencia al verificar a lo que condujo la codicia de un miembro del gremio, llorar porque podía haber muerto yo mismo, llorar por la desesperación que inundó a los sanitarios ante esa barbarie, llorar por ese joven estudiante al que ya nunca más le amargarán la vida las matemáticas, llorar por aquel chiquillo neófito en democracia y que tan ilusionado estaba en acudir a las urnas presumiendo jactancioso de la opción elegida y se quedó cadáver con la papeleta del PP agujerada en el bolsillo de la trenca que le arropaba, llorar por el ciego terrorista que nunca identificó a sus enemigos, llorar porque mis hermanos y amigos llorarían, llorar porque mis hijos no disfrutarían de las tonterías de su padre cuando tiene un chato de vino de más, llorar porque mi mujer dejaría de gozar de un torpe amante, llorar porque mi madre rezaría, llorar porque me mintieron cuatro políticos sin vergüenza, sin ética, cuatro políticos de mierda a los que les importamos un comino. Llorar porque sólo se puede llorar. ¡¡Salvajes, asesinos!!

Llorar porque como dice esta pandilla de cuatreros mentirosos no se han encontrado ni condenado a los responsables intelectuales del atentando. Llorar porque se siguen riendo de todos nosotros mientras toman sesiones de rayo UVA, llorar porque siguen burlando la Justicia, llorar porque no toleran una democracia que no les conceda una mayoría para seguir mintiendo desde el Aparato. Llorar porque son ellos los que ocultan y encubren a los responsables intelectuales del crimen. Ahí los tienen, juzguénlos, condénenlos y pénenlos: Bush, Blair, Aznar, y, después… si tienen valor, lloren también.

jueves, 1 de noviembre de 2007

CRONICAS PLENARIAS. OCTUBRE 2007

ENSAÑAMIENTO

Las aceras multicolores, la esquina principal opaca, las meadas calientes corriendo entre las jardineras de la plaza que sostiene a la Cultura y a la Justicia. La bomba sin presión y la válvula sectorizando al Máximo. Peces asfixiados y naturaleza muerta. Temas de reparto privados que se ventilan abiertamente en pública asamblea. Fachadas ruinosas y bonificadas, patios gravados y alcobas violadas por la exención. La paridad soterrada, en medio del Sumo Pontífice y de los otros tres grandes cónsules varones, escondida, la prócer aparejador.
Esto era lo que iba descubriendo Demócrito por Estuario de las Siete Absolutas, obedeciendo instrucciones del Gran Corifeo de la voluntad popular, el último martes del soleado mes de Octubre. Sin embargo, también reparó en el ambiente social y observó la oscuridad y la falta de ánimos de sus gentes. Quiso llegar a la conclusión de que a las gentes del pueblo les faltaba más oxígeno que a los peces inertes de la balsa vecina de la depuradora que todos los próceres de la asamblea pretendían depurar. Continuó con su inspección y con su paseo. Llegó hasta los aledaños de los institutos, donde halló a un grupo de diecisiete jovenzuelos jugando animadamente y se quedó contemplando a los chicos y a su distracción. En un lance del esparcimiento, el jovencito de más reciente incorporación no entendió muy bien la jugada que el más listo, más guapo, más alto y más veterano del grupo hizo y tuvo el atrevimiento de decirle: “Eso es ilegal”. Demócrito continuó expectante el desarrollo del envite cuando el más listo, más guapo, más alto y más veterano del grupo llevó la palma de la mano derecha a la mejilla del jovencito, éste calló, y el veterano golpeó dos veces la mejilla del chico, luego, más tarde, con el puño cerrado de la izquierda le atizó en el mentón, acto seguido y sin mediar palabra estrelló su cabeza en la frente del novato provocándole una herida por la que empezó a brotar sangre ignara, con el brazo izquierdo sujetó la cabeza y con el puño derecho golpeaba con rabia el vientre del aprendiz arrojando, finalmente, todo su cuerpo sobre el suelo. Después, el más veterano del juego, pateó sin piedad los riñones y la cabeza del novato sin ofrecerle la posibilidad de defenderse. ¡Qué poca misericordia! —pensó Demócrito ante la escena— Los compañeros de juego, quietos e inmóviles no intervinieron para atajar la cuestión y a Demócrito le llegó a la mente la escena del xenófobo del tren frente a su desasistida víctima contemplados por el testigo pusilánime.
Después de que el más alto, más guapo y más veterano limpiara el sudor de la frente y mirara desde lo alto y con desprecio a su víctima, Demócrito se interesó por el juego.
—¿Qué juego es éste, chavales?
—¡Política! —respondió el más alto, más guapo y más veterano.
—Esto sólo es soberbia, ira o embriaguez y, sinceramente chiquillo, agradecería que estuvieses borracho.
—¡No he bebido!, ¡estúpido caminante! —espetó a Demócrito el más guapo, más alto y más veterano.
—Entonces no te entiendo, joven —se interesó de nuevo Demócrito.
—¡Ha mentido!, no ves que ha mentido, viejo metementodo —dijo enojado el joven veterano.
—Tal vez, en vuestro juego, él haya mentido, pero tú te has ensañado. Has actuado con una crueldad y una saña terrorífica, chiquillo. La saña, el ensañamiento es un delito, un crimen vil y condenado en nuestro Código Penal. ¿Quién te dijo que esto que acabáis de hacer, es política?
—El César, nuestro gran César, viejo —exhibiendo una sonrisa trató de concluir el joven más guapo, alto y veterano del instituto.
—No lo puedo creer. Dime joven, ¿tu César es elegido democráticamente?
—Sí, viejo caminante y además lo ha sido en muchas ocasiones y las que aún le queden —esgrimió exultante el chaval a Demócrito.
—Eso puede ser parte del problema, pero chaval, tú debes haber mal interpretrado a tu César —planteó dudas Demócrito a los planteamientos del joven.
—En ningún caso, viejo. Lo acaba de hacer ahora en la última asamblea de próceres. Además, nuestro César, también es docente. Lo explica todo muy bien, yo aspiro a ser César como él algún día, ¡seré tan grande como él! —ilusionado expuso el joven veterano.
—Insisto joven, un docente no puede trasmitir este mensaje a la juventud. No creo que un docente transmita esa arrogancia, exhiba esa soberbia y eduque en el ensañamiento.
—Pues debe creerlo viejo estúpido, nuestro maestro, nuestro Sumo Pontífice, nuestro César es así y por eso mismo se mantiene en palacio —Demócrito reflexionó un instante y después, dirigiéndose a todo el grupo de jóvenes, les lanzó el siguiente mensaje:
—Id al pueblo y decid a las gentes de buena voluntad lo siguiente:
—¡Cesar al César!